1. ¿Qué es el cólico del lactante?, ¿Es igual a un dolor de estómago común o en qué se diferencia?
Es una manifestación de un trastorno gastrointestinal funcional (“funcional” implica que no existe una enfermedad como tal) que se presenta UNICAMENTE en bebés menores de 4 meses de edad, que se caracteriza por un llanto súbito por más de 3 horas al día (sumando todo el tiempo en que llora el bebé durante el día y la noche), acompañado de irritabilidad, sudoración, distensión abdominal, manos empuñadas, piernas flexionadas sobre el abdomen, cara enrojecida, flatulencia excesiva (gases por la cola en forma explosiva) y eructos. Todos estos síntomas deben presentarse durante 3 horas al día (que no necesitan ser continuas), 3 veces a la semana, durante 3 semanas y el Dr. Daza agrega: “que además, han visitado 3 médicos” (porque las mamás están desesperadas, buscan ayuda y dado que ningún médico logra que la situación se resuelva complemente, vuelven y consultan a otro médico, y así pasan de médico en médico).
2. ¿Cuándo el llanto de un bebé puede sugerirnos “cólico”?
Los síntomas descritos en la pregunta anterior, generalmente aparecen al finalizar la tarde o al anochecer (vespertinos), el llanto es inconsolable, el bebé no está mojado, está limpio, no es hora de comer, no responde cuando se lo “desabriga” (pensando que puede molestarlo el calor), no responde al abrigo (pensando que siente frío), no tiene sueño, no se calma con el seno materno ni con el chupo y, fundamentalmente, su crecimiento generalmente es normal.
3. ¿A qué edad suele aparecer y cuál es el pronóstico en la duración?
Suele aparecer en los primeros cuatro (4) meses de edad, con un pico máximo a las 6 semanas de vida. Y, precisamente, pasados los primeros cuatro meses de edad, “cesa”-resuelve.
4. ¿Cuáles son los probables agentes causales del cólico?
Cuando se habla de cólico del lactante está implícito que NO EXISTE causa alguna que lo explique. De ahí la dificultad para “resolverlo” o coadyuvar en su resolución.
Se han propuesto algunas teorías pero ninguna responde completamente ya que la implementación de soluciones para esas causas “probables” no resuelve el problema en TODOS los bebés afectados. Por ejemplo, una de ellas plantea que el niño podría ser “intolerante a la lactosa” (el principal azúcar de la leche materna), pero cuando se intenta suprimir la lactosa a bebés con cólico, no acontece una mejoría significativa.
También se ha postulado que los gases generados en el intestino serían la explicación perfecta. Sin embargo, el hecho de usar medicamentos para disminuir los gases en los bebés no ha tenido éxito en la solución del cólico.
Asimismo, se ha propuesto que podría derivarse de una “alergia a las proteínas de leche de vaca”, pero no todos se mejoran con el cambio en la alimentación (restricción de esas proteínas).
También, se ha propuesto como causa probable al reflujo gastroesofágico, pero no todos los niños responden ante el manejo del reflujo.
Igualmente, se postula que existe alteración de sustancias relacionadas con la motilidad del intestino y alteraciones en la flora intestinal de los bebés. De otro lado, se ha planteado que el tabaquismo y la sobre-estimulación también podría influir sobre la sensibilidad al dolor en los bebés, es decir, los bebés se tornarían más sensibles, sin embargo, no se han comprobado totalmente.
En síntesis, muchas son las teorías pero no se conoce aún la explicación concreta y tratable del cólico.
5. ¿Puede aparecer como consecuencia del estrés de los padres?, ¿Qué tanto influye la actitud de los padres para agravar el problema?
Además de las teorías enumeradas, existe aquella que plantea factores psicológicos intervinientes que provocan el cólico. Esta teoría explicaría por qué se presenta con mayor frecuencia en los primogénitos. La inexperiencia genera ansiedad en los padres y los hace sentir inseguros e incapaces para satisfacer las necesidades y los cuidados de su hijo. En términos concretos, esta situación podría entorpecer la relación padres e hijo, ya que habría un “desajuste o disbalance” entre el comportamiento del bebé, las expectativas de los padres y el sentirse incapaz de complacer al bebé. Lo anterior, resulta complicado de comprobar.
6. ¿Qué consejos podrían ayudar a un padre para abordar a su bebé con este problema?
Es importante, como parte “empírica” para minimizar la situación, el establecimiento de rutinas: quitarle la ropa, dar masajes en al abdomen en sentidos de las manecillas del reloj, colocar música que los calme a ellos como padres y al bebé, atenuar la luz del cuarto, hablar más bajo, sacarlo a pasear en el carro, al llegar del paseo, ofrecerle un baño, luego, que lo alimenten. Sin embargo, cabe aclarar que estas rutinas funcionan en algunos bebés, no en todos...
Por otro lado, es fundamental que el papá se involucre y ayude a consentir al bebé, de manera tal que la mamá pueda descansar. Asimismo, la mamá debe tener algún espacio libre, salir, ocuparse en algo diferente, para su propio bienestar y autocuidado (mandarse a arreglar el cabello, tomar un café con una amiga, etc); durante ese tiempo la idea es que “otra persona” se encargue del bebé. De esa manera, la mamá se “libera” momentáneamente del llanto del bebé.
Están completamente proscritas las agüitas aromáticas o medicinales, incluso, algunas de ellas son tóxicas para el hígado y otras pueden producir convulsiones. Además, todo lo que se ofrezca al niño, más allá de leche materna y/o fórmula infantil antes de los 6 meses de edad, se considera un “alimento complementario”. Y el comienzo precoz (previo a los 4-6 meses) de la alimentación complementaria, interfiere entre otras, con el desarrollo natural del intestino y podría, además, empeorar el cuadro clínico.
Tampoco es conveniente dar medicamentos para los gases a base de simeticona, porque se ha visto que no son efectivos.
7. ¿Qué otras estrategias podrían ponerse en práctica?
Algunos estudios clínicos han sugerido que la administración de probióticos como el lactobacillus reuterii, probiótico disponible en Colombia como tal o como parte de una fórmula infantil con otras modificaciones, podría ayudar a mejorar el balance de la flora intestinal. Lo anterior, dado que en el intestino, normalmente, hay bacterias y algunas de ellas son protectoras (lactobacilos y bifidobacterias) y otras, son patógenas (“perjudiciales”). Existe un equilibrio entre estos dos bandos pero en algunas circunstancias se disminuyen las protectoras. Las protectoras, lactobacilos y bifidobacterias, se disminuyen especialmente en casos de diarrea (infecciones), mala higiene (lavado de manos, lavado de utensilios de la alimentación del bebé, en niños que nacen por cesárea, niños que no reciben lactancia materna, niños desnutridos, entre otros). Y, esta disminución de las bacterias protectoras, podría ser parte de la explicación de los mecanismos involucrados en el origen del cólico.
Se ha visto, que la mejoria deberia acontecer entre las primeras 72 horas, y como máximo en dos semanas posterior a la suplementación con el lactobacillus.
Si lo anterior, no determina la mejoria del niño con lactancia materna y/o en el que se alimenta con fórmula infantil, existen únicamente dos conductas médicas “aprobadas", las cuales deben ser lideradas y supervisadas por un profesional idóneo:
a. Hacer una prueba terapeútica para descartar alergia alimentaria: Restringir de la alimentación del niño la proteína “entera” de leche de vaca, durante 3 semanas y evaluar si mejora la sintomatología del niño. Si el bebé está con seno materno, la mamá debe hacer una dieta restrictiva de estas proteínas, pero dicha restricción debe ser orientada por un Nutricionista para evitar sesgos en la prueba y por el riesgo nutricional que implica hacer este tipo de restricciones. Si por el contrario, el bebé se alimenta con una fórmula infantil, se cambia a una fórmula especial, hipoalergénica.
b. Hacer la prueba terapeútica para descartar enfermedad por reflujo gastroesofágico, implementando medicamentos que disminuyen la secreción de ácido en el estómago, durante 3 semanas, y observar si el bebé mejora.
Las pruebas descritas no deben hacerse concomitantemente, ya que no ayudarían a confirmar o descartar una u otra causa probable del cólico. Por otro lado, solo puede sugerirlas e implementarlas el médico tratante, teniendo en cuenta la historia clínica del bebé y sus antecedentes familiares. Estas no deber ser conductas AUTOMEDICADAS porque el médico debe evaluar si es necesario realizarlas o no, dependiendo de lo que encuentre en la historia clínica del bebé.