Consejos de salud y nutrición
Se acerca Halloween, que pidan dulces pero que no coman muchos!
1. ¿Qué aportan los dulces para la salud de los niños?
Los dulces incluyen básicamente las fuentes más simples que son los “endulzantes”: azúcar (blanca o morena), miel, panela, fructuosa, glucosa, sorbitol que a su vez, se adicionan a bebidas como jugos o gaseosas u otras preparaciones como postres o que se usan para elaborar golosinas, tortas, galletas, entre otras.
Estos “dulces”, ingredientes-base de las golosinas, aportan simplemente energía (calorías), con base en carbohidratos (azúcares), sin aportar proteínas, ni vitaminas, ni minerales. Es decir, tienen muy bajo valor nutricional.
Quiere saber de Intolerancia a la lactosa?
1. ¿Qué es la lactosa?
La lactosa es un carbohidrato, es el azúcar natural de la leche humana y de las leches de animales como la de vaca o la de cabra. En la terminología médica, este azúcar se denomina “disacárido”, porque está conformado por 2 moléculas (“di”) de azúcares (glucosa y galactosa).
2. ¿Dónde está presente?
Como se comentó es el azúcar distintivo de la leche materna, leche de vaca y la de otros animales. Pero a su vez, se encuentra en todos los productos elaborados con leche como yogur y kumis, chocolates, helados de crema, galletas, ponkés, crepes, panes y en general, en la gran mayoría de los productos de panadería.
3. ¿Qué es la intolerancia a la lactosa?
La Intolerancia a la lactosa es una “reacción adversa a la lactosa, es decir al azúcar, de la leche” y se diferencia de otra entidad que es la “Intolerancia a la leche de vaca”, que generalmente se refiere a una alergia a las proteínas de la leche.
Es fundamental tener claridad respecto del diagnóstico, si el niño reacciona ante el azúcar de la leche o ante las proteínas de la leche, porque el tratamiento y la proyección de cada entidad es relativamente diferente.
La intolerancia a la lactosa puede definirse como una reacción adversa a la lactosa, básicamente, porque el individuo no puede digerir la lactosa dada una ausencia temporal o definitiva de la enzima intestinal que la “rompe”, llamada “LACTASA” (la enzima se denomina lactasa porque es capaz de romper la lactosa, que es el carbohidrato).
La lactasa (enzima) puede estar deficiente o ausente, debido a:
a. Ausencia Congénita, entidad poco común que se debe a un desorden genético y el problema, debuta desde el nacimiento.
b. Deficiencia en el desarrollo de la lactasa, que es la presencia de niveles relativamente “bajos” de la lactasa que ocurre normalmente en bebés que nacen antes de las 34 semanas de gestación (es decir, en los prematuros). Es una situación de carácter transitorio, hasta que el intestino alcanza su maduración.
c. Deficiencia adquirida de lactasa, que puede ser primara o secundaria.
La deficiencia primaria, es la disminución progresiva de los niveles de la enzima, desde el nacimiento. Este proceso ocurre en todos los seres humanos, es como un reloj biológico, que “programa” la deficiencia. También, se denomina hipolactasia del adulto. No obstante, aunque haya niveles disminuidos de lactasa, NO todos los seres humanos desarrollarán o tendrán, tarde o temprano, intolerancia es decir, no todos los individuos tendrán sintomatología asociada con la disminución “fisiológica” de lactosa.
Alrededor del 75% de la población en el mundo tiene deficiencia primaria y los síntomas pueden iniciar entre los 3 y 5 años de edad.
La deficiencia secundaria, aparece “secundaria” o posterior a algún daño en el intestino. En pediatría, generalmente, puede acontecer después de alguna diarrea grave y principalmente, cuando es causada por rotavirus. Sin embargo, existen otras causas como Parasitosis (ascaris, giardia), alergia alimnetaria enfermedad celiaca, desnutrición, enfermedades inflamatorias del intestino (enfermedad de Chron y colitis ulcerativa), inmunodeficiencias, post radiaciones (radioterapia) .
4. ¿Cuáles son los síntomas característicos o relacionados con la intolerancia a la lactosa en los niños?
El paciente puede presentar: gases, dolor abdominal tipo cólico, náuseas, distensión abdominal, diarrea (explosiva, olor ácido), irritación de la colita (eritema perianal) y a veces, anorexia o disminución del apetito, ya que el niño prefiere no comer para evitar síntomas. Característicamente, ante la ingesta de cualquier alimento, de inmediato, el niño tiene cólico, llanto, distensión y diarrea.
Si la sintomatología no se controla de forma rápida, ante la presencia del “agente agresor” (la lactosa), el intestino continúa dañándose y el cuadro puede complicarse con malabsorción para otros nutrientes y desnutrición secundaria.
5. ¿A qué edad pueden presentarse los síntomas?
La edad de presentación de los síntomas depende del tipo de intolerancia. Si la intolerancia es congénita, acontece desde el mismo momento del nacimiento, si es de tipo primaria, puede ocurrir entre los 3 y los 5 años de edad, si es secundaria, puede debutar a cualquier edad y depende del momento en que acontece el daño del intestino que conlleva a la deficiencia de lactasa.
6. ¿Cuál es el abordaje terapéutico de la intolerancia a la lactosa?
El tratamiento único y por excelencia consiste en la “exclusión” de la lactosa de la alimentación.
a. Los bebés menores de 6 meses de edad que se estén alimentado con leche materna, DEBEN CONTINUAR con EL SENO MATERNO.
En este punto se desea enfatizar que un error frecuente es que la madre, por propia iniciativa o por indicación, se somete a una dieta que excluye leche y derivados, pensando que la lactosa que come la mamá en su dieta “pasa” al niño a través de la leche y por ende, al evitar estos alimentos, el niño mejorará la intolerancia a la lactosa. Este concepto es FALSO. La lactosa presente en la leche de la mamá, es resultado de la producción en el mismo seno materno (lo que se denomina “producción endógena”) y no depende de la “ingesta” en la alimentación. El quitar estos alimentos de la dieta de la mamá, solo colaborará con la desnutrición materna y no con la mejoría en los síntomas del bebé. Caso contrario, si el diagnóstico en el niño es “alergia a la proteína de leche de vaca”, resulta imprescindible quitar este tipo de alimentos de la dieta de la mamá.
b. Los bebés menores de 6 meses de edad que se estén alimentando con fórmula infantil, SE DEBE CAMBIAR LA FORMULA INFANTIL A UNA FOMRULA INFANTIL SIN LACTOSA. Esta fórmula, le aportará todos los nutrientes necesarios para promover su crecimiento y desarrollo, pero sin ocasionarle molestias porque es libre de lactosa.
c. Si el bebé ya inició los alimentos complementarios o ya come prácticamente de todos los alimentos de la mesa familiar, ES IMPORTANTE QUE los padres reciban una orientación por parte de un nutricionista y que cumplan a cabalidad las recomendaciones, que básicamente consisten en eliminar fuentes “visibles o evidentes” de la lactosa (leche, yogur, kumis), así como fuentes “ocultas” de lactosa, como pueden ser por ejemplo, carnes frías (jamón, salchichas), en cuyo proceso de elaboración agregan leche al producto.
7. ¿Para estas situaciones, puede implementarse la leche de vaca que se vende en el mercado con la etiqueta de “deslactosada”?
Si el niño tiene menos de 12 meses de edad, o incluso, hasta los 2 años de edad, lo ideal y lo mandatorio es implementar una fórmula infantil libre de lactosa.
Para niños mayorcitos, puede intentarse observar la respuesta con este tipo de leches, sin embargo, cabe tener en cuenta que esas leche de bolsa o caja, no son 100% libres de lactosa y es factible que no coadyuven a solucionar completamente el problema del niño.
Por otro lado, en este punto es importante aclarar que no es recomendable que una persona normal (es decir, sin intolerancia) tome por propia iniciativa y de forma rutinaria leche deslactosada, porque precisamente, aumenta la susceptibilidad de debutar con síntomas ante otros alimentos o productos elaborados con leche con toda su lactosa.
8. ¿Un niño intolerante a la lactosa, lo seguirá siendo en la edad adulta?
Si la intolerancia es congénita, es una patología con la que el niño tendrá que convivir durante toda su vida, desde el nacimiento. En el caso de que la intolerancia sea primaria, puede aparecer en la edad preescolar y perpetuarse para el resto de su vida.
Cuando la intolerancia es secundaria, suele resolverse (mejora) en un plazo de 2 a 8 semanas posterior a instaurado el tratamiento estricto (alimentación sin lactosa).
La deficiencia en el desarrollo de lactasa, típica del prematuro, se mejora cuando el bebé alcanza alrededor de 40 semanas de gestación (corrigiendo su edad). Es decir, si el niño nace con 35 semanas, se mejorará su “intolerancia” cuando tenga 1 mes y una semana de haber nacido (se suman 5 semanas a la edad gestacional con la que nació, para alcanzar la meta de 40 semanas, edad que se considera normal o a “término” para una gestación).
Quieres saber sobre la importancia de la fibra para tu hijo?
1. ¿Qué es la fibra?
La fibra es el residuo, bagazo o parte de la estructura de cereales, leguminosas, frutas y vegetales, que no puede ser digerida por ninguna enzima del tubo digestivo del ser humano, aunque pueden digerirlas, parcialmente, enzimas de bacterias benignas de la flora intestinal normal del intestino grueso (colon).
2. ¿Por qué es importante el consumo de fibra para el ser humano, en especial para los niños?
Algunas razones que justifican la inclusión de la fibra son,
-Generar hábitos de alimentación saludable, incorporando alimentos-fuente de fibra, que además, contienen otros nutrientes importantes como vitaminas y minerales, antioxidantes.
-Mantener un buen ritmo evacuatorio intestinal (evitar trastornos como estreñimiento, colon irritable, diverticulosis (divertículos en el intestino), entre otros.
-Coadyuvar con el mantenimiento o conformación de una flora intestinal saludable, la cual tiene varios impactos positivos tales como modular las defensas, promover la integridad de la mucosa intestinal.
- Modular o moderar el peso, especialmente en cuanto a composición corporal, minimizando el componente graso (tejido adiposo) del niño.
-Modular/moderar los niveles de glucosa sanguínea (glicemia-azúcar en la sangre), muy útil en pacientes con susceptibilidad a diabetes o intolerancia a la glucosa.
-Moderar o modular los niveles de lípidos en sangre: colesterol-triglicéridos.
3. ¿En qué alimentos se puede encontrar la fibra?
-Alimentos naturalmente ricos en fibra: cereales integrales o enteros (los que conservan su “cáscara” o bagazo) como arroz integral, harinas integrales y productos elaborados con ellas tales como panes, galletas, pastas integrales, leguminosas (lentejas, garbanzos, arvejas, frijoles, habas), frutas, vegetales, granola, müesli, avena.
-Alimentos con “agregado” de fibra (aquellos que “naturalmente” no son fuente de fibra pero que mediante procesos industriales, se les adiciona fibra): fórmulas infantiles con prebióticos, cereales para niños con prebióticos, yogures con prebióticos y/o frutas, cereales, avena, leches, kumis adicionados con “prebióticos” (fibra extraida de alimentos-fuente natural de la misma, que se añade a alimentos que originalmente no la tienen).
4. Según la Encuesta de la Situación Nutricional -ENSIN- del 2005; sólo el 6.1% de la población colombiana no está en riesgo de déficit en el consumo de fibra, lo cual explica en parte, el ascenso de una patología como el estreñimiento. ¿Qué repercusiones tiene esta enfermedad para la salud de los niños?
El estreñimiento per se, es una alteración en el ritmo evacuatorio, en las características de las deposiciones, con heces especialmente duras, grandes, secas. Este tipo de deposiciones y la retención de las heces pueden determinar: dolor abdominal permanente y recurrente, Fisuras anales, Hemorroides, Divertículos, Falta de apetito, vómitos, náuseas, entre otras. Además, el estreñimiento puede tener repercusiones psicológicas, porque el niño se siente rechazado o lo discriminan porque puede oler a po-po, el niño termina autoaislándose porque se siente rechazado o desplazado por pares, familia, padres, en el colegio.
5. ¿Cómo se manifiesta esta enfermedad?
-Maniobras retentivas para evitar hacer po-po (el niño salta, cruza las piernas, aprieta glúteos para evitar que salga el popó)
-El niño no hace popo a diario
-El niño hace hace po-pó a diario (lo que despista a los papás) pero las deposiciones son duras, grandes, dolorosas e incluso pueden dañar el “ano”, tapan el inodoro.
- El niño tiene saciedad precoz, sensación de “estómago lleno” casi a toda hora, especialmente en la mañana, tiene poco apetito, barriga distendida (“hinchada”), muchos gases (flatulencia) e incluso, en algunas ocasiones los papás pueden encontrar los interiores “sucios o manchados” con popó o rastros del mismo y pensar que el niño no se limpió bien.
6. ¿Cómo pueden saber los padres que sus hijos presentan un bajo consumo de fibra?
Es fácil “evaluar” si nuestros hijos consumen o no suficiente fibra porque si su alimentación no incluye: frutas enteras o en ensalada y/o salpicón (al menos 2-3 porciones/día), vegetales, crudos y cocidos en almuerzo y en comida, leguminosas (lentejas, arvejas, garbanzos, frijoles) 2-3 veces por semana, arroz integral, granola, avena en hojuelas, entre otros, esta es la bandera roja por excelencia que nos indica dicha carencia.
7. ¿Qué es la fibra añadida?
Es la fibra que se adiciona o agrega a alimentos que naturalmente no contienen fibra o que la contienen en baja proporción. En general, se les agrega “prebióticos”, fibra que se extrae de alimentos naturales como cebolla, achicoria, plátano, banano, entre otras.
Algunos ejemplos de alimentos con fibra “añadida” son: yogures, leche, fórmulas infantiles, cereales infantiles modificados, kumis.
Ciertas entidades dedicadas a dar directrices en nutrición y salud infantil, han estipulado que estos alimentos con fibra añadida pueden considerarse como una alternativa para colaborar con la cobertura de los requerimientos de fibra, acorde con las evidencias que muestran que los niños incluyen pocos alimentos naturales ricos en fibra y la dificultad que significa cubrir esos requerimientos (caso del que Colombia no escapa).
8. Si el menor consume más fibra de la necesaria ¿puede ser contraproducente?
-En menores de 1 año, ha sido difícil establecer recomendaciones “inocuas” de ingesta diaria de fibra dado que no está bien documentado qué puede acontecer con dosis que superen ciertos límites. Por ejemplo, se ha observado que en familias vegetarianas, los niños menores de 1 año con alto consumo de fibra pueden tener deficiencias de vitaminas y minerales, particularmente zinc, calcio, hierro, entre otras. Lo anterior, repercute negativamente, por ejemplo, en el crecimiento del niño.
-Por otro lado, en niños con bajo consumo de fibra, el aumento abrupto de fibra en su alimentación determina malestares tales como distensión, flatulencia, saciedad precoz, que origina falta de adherencia a los nuevos lineamientos alimentarios. Por ello, el aumento de fibra en la dieta de un niño que no come ese tipo de alimentos, debe ser progresivo.
9. Agua y ejercicio, como parte de un plan de vida saludable.
Cabe señalar que una dieta rica en fibra, sin abundante agua, puede agravar el estreñimiento. La fibra es un bagazo que “atrae” agua y por tanto, deshidrata las paredes intestinales y puede hacer más grande y dura la deposición si no se acompaña de suficiente agua. La presencia de agua y una alimentación rica en fibra, hace la deposición más blanda y suave y por ende, una deposición que pasa más fácilmente por el intestino.
Además, la actividad física (caminar, saltar, lazo, cicla) y la práctica de deportes mejoran los movimientos del intestino y con ello, mejora o se evita el estreñimiento.
Un fantasma en gran parte de los hogares con niños pequeños: el apetito
1. Después del primer año de vida... el apetito del niño... se convierte en un problema diario. ¿Mito o realidad?
Posterior al primer año de vida, la velocidad de crecimiento decrece, por lo que disminuye uno de los principales condicionantes de la tasa metabólica basal (calorías necesarias para el mantenimiento) tal como son las calorías destinadas al crecimiento. Esta, es una de las razones fundamentales que conllevan a disminuir el hambre en el niño.
Algunos hallazgos han demostrado que puede ser solo una “percepción” de los padres, quienes desearían que el niño coma porciones más abundantes y mayor variedad de alimentos. En un alto porcentaje de los casos, los niños comen lo suficiente para mantenerse porque cuando se evalúan en la consulta no se encuentra compromiso del crecimiento.
Sin embargo, en ocasiones el apetito puede estar “verdaderamente” condicionado cuando hay gripa, diarrea, o enfermedades típicas de la niñez como son paperas, sarampión, varicela, o cuando el niño tiene estreñimiento. En estos casos, la entidad de base es la que “condiciona” ese desgano para comer.
2. ¿Qué obstáculos pueden subordinar la alimentación?
La necesidad de independencia y de auto-manejo, la autosuficiencia así como el posicionamiento del niño dentro de su entorno, son parte del proceso de desarrollo de su personalidad y “condicionantes” negativos del hambre. Hacia los 12-15 meses, el niño ha advertido que negándose a comer o a recibir ciertos alimentos, comer a un ritmo muy lento, casi uniendo el tiempo de una comida con el de otra, “maneja” a la familia.
El juego es otro “detractor” y el tiempo dedicado a la alimentación, significa tiempo perdido para jugar, una actividad que le resulta más satisfactoria.
3. ¿Qué otros aspectos pueden influenciar negativamente el consumo de alimentos saludables o la ingesta durante comidas principales?
En esta etapa es muy común que los niños consuman entre-horas alternativas que son de su agrado como jugos, galletas, gelatina y “salten” las comidas principales.
En varios estudios se ha comprobado que “prefieren” los líquidos a los alimentos sólidos. Los líquidos ocupan su pequeña capacidad gástrica y “condicionan” la ingesta de nutrientes necesarios para el crecimiento como son proteínas, vitaminas y minerales.
Según algunas investigaciones, al restringir los líquidos, prueban y aceptan otros alimentos, porque queda “espacio” para los sólidos y aparecen contracciones de “hambre”, ausentes cuando hay excesivo consumo de líquidos.
4. Preferencias
Los niños nacen con una inclinación hacia los sabores dulces, por tanto, desde el mismo momento en que se inicia la alimentación complementaria, cabe trabajar para desarrollar la “tolerancia” a otros sabores.
Las preferencias están prácticamente definidas hacia los 15 - 18 meses de edad, de ahí la importancia de ofrecer una amplia variedad de alimentos, diferentes sabores, texturas, consistencias y colores, cuando comienza la alimentación diferente a la leche materna y/o fórmula, para promover un consumo heterogéneo.
5. Las preferencias o aversiones de los miembros de la familia, condicionan las preferencias en el niño?
Las preferencias y aversiones están ampliamente influenciadas por las preferencias de los papás y hermanos, así como de los pares con los que comparten. Esta afirmación tiene gran sentido si pensamos que en la casa se preparan, predominantemente, los alimentos de mayor agrado de la familia, actividad liderada por la mamá.
6. ¿Cómo hacer para que el niño acepte nuevos sabores, texturas, olores…alimentos diferentes?
Está comprobado que la exposición repetida a un alimento (por lo menos 10 a 15 veces), en diversas preparaciones, presentaciones y combinaciones, define la aceptación del mismo, en un amplio porcentaje de los casos. Una estrategia puede ser, combinar alimentos que le gustan y son de su agrado, con los nuevos alimentos o con aquellos que a él no le agradan.
7. Algunas estrategias para “mejorar” el hambre en el niño
- Limitar el consumo de líquidos como jugos, aguapanela, otras bebidas azucaradas (máximo 4-6 onzas al día).
- Brindar agua, posterior a comidas principales y refrigerios, un mínimo de 2-3 onzas por vez.
- Limitar el consumo de leche, yogur, kumis, a dos o tres vasos en el día (alrededor de 500 ml) para cubrir un buen porcentaje de las necesidades de calcio, proteínas de alto valor biológico y otras vitaminas y minerales, sin restringir el “espacio” para que coman otros alimentos que necesitan.
- Brindar las comidas a horario, fraccionadas y en pequeñas porciones
- Ofrecer y promover el consumo variado de alimentos, haciendo disponibles alimentos de todos los grupos en comidas principales y/o refrigerios.
- Si el niño no come en los tiempos y espacios definidos para hacerlo (desayuno, almuerzo, comida), no ofrecerle otro tipo de alimentos o refrigerios de su preferencia, como yogur, leche o jugos, por el afán de que el niño “coma algo”.
- Las amenazas, los premios, juegos y distracciones como televisión a la hora de comer perpetúan el comportamiento caprichoso e intensifican el rechazo por algunos alimentos.
Los bebés que sufren de cólico
1. ¿Qué es el cólico del lactante?, ¿Es igual a un dolor de estómago común o en qué se diferencia?
Es una manifestación de un trastorno gastrointestinal funcional (“funcional” implica que no existe una enfermedad como tal) que se presenta UNICAMENTE en bebés menores de 4 meses de edad, que se caracteriza por un llanto súbito por más de 3 horas al día (sumando todo el tiempo en que llora el bebé durante el día y la noche), acompañado de irritabilidad, sudoración, distensión abdominal, manos empuñadas, piernas flexionadas sobre el abdomen, cara enrojecida, flatulencia excesiva (gases por la cola en forma explosiva) y eructos. Todos estos síntomas deben presentarse durante 3 horas al día (que no necesitan ser continuas), 3 veces a la semana, durante 3 semanas y el Dr. Daza agrega: “que además, han visitado 3 médicos” (porque las mamás están desesperadas, buscan ayuda y dado que ningún médico logra que la situación se resuelva complemente, vuelven y consultan a otro médico, y así pasan de médico en médico).
2. ¿Cuándo el llanto de un bebé puede sugerirnos “cólico”?
Los síntomas descritos en la pregunta anterior, generalmente aparecen al finalizar la tarde o al anochecer (vespertinos), el llanto es inconsolable, el bebé no está mojado, está limpio, no es hora de comer, no responde cuando se lo “desabriga” (pensando que puede molestarlo el calor), no responde al abrigo (pensando que siente frío), no tiene sueño, no se calma con el seno materno ni con el chupo y, fundamentalmente, su crecimiento generalmente es normal.
3. ¿A qué edad suele aparecer y cuál es el pronóstico en la duración?
Suele aparecer en los primeros cuatro (4) meses de edad, con un pico máximo a las 6 semanas de vida. Y, precisamente, pasados los primeros cuatro meses de edad, “cesa”-resuelve.
4. ¿Cuáles son los probables agentes causales del cólico?
Cuando se habla de cólico del lactante está implícito que NO EXISTE causa alguna que lo explique. De ahí la dificultad para “resolverlo” o coadyuvar en su resolución.
Se han propuesto algunas teorías pero ninguna responde completamente ya que la implementación de soluciones para esas causas “probables” no resuelve el problema en TODOS los bebés afectados. Por ejemplo, una de ellas plantea que el niño podría ser “intolerante a la lactosa” (el principal azúcar de la leche materna), pero cuando se intenta suprimir la lactosa a bebés con cólico, no acontece una mejoría significativa.
También se ha postulado que los gases generados en el intestino serían la explicación perfecta. Sin embargo, el hecho de usar medicamentos para disminuir los gases en los bebés no ha tenido éxito en la solución del cólico.
Asimismo, se ha propuesto que podría derivarse de una “alergia a las proteínas de leche de vaca”, pero no todos se mejoran con el cambio en la alimentación (restricción de esas proteínas).
También, se ha propuesto como causa probable al reflujo gastroesofágico, pero no todos los niños responden ante el manejo del reflujo.
Igualmente, se postula que existe alteración de sustancias relacionadas con la motilidad del intestino y alteraciones en la flora intestinal de los bebés. De otro lado, se ha planteado que el tabaquismo y la sobre-estimulación también podría influir sobre la sensibilidad al dolor en los bebés, es decir, los bebés se tornarían más sensibles, sin embargo, no se han comprobado totalmente.
En síntesis, muchas son las teorías pero no se conoce aún la explicación concreta y tratable del cólico.
5. ¿Puede aparecer como consecuencia del estrés de los padres?, ¿Qué tanto influye la actitud de los padres para agravar el problema?
Además de las teorías enumeradas, existe aquella que plantea factores psicológicos intervinientes que provocan el cólico. Esta teoría explicaría por qué se presenta con mayor frecuencia en los primogénitos. La inexperiencia genera ansiedad en los padres y los hace sentir inseguros e incapaces para satisfacer las necesidades y los cuidados de su hijo. En términos concretos, esta situación podría entorpecer la relación padres e hijo, ya que habría un “desajuste o disbalance” entre el comportamiento del bebé, las expectativas de los padres y el sentirse incapaz de complacer al bebé. Lo anterior, resulta complicado de comprobar.
6. ¿Qué consejos podrían ayudar a un padre para abordar a su bebé con este problema?
Es importante, como parte “empírica” para minimizar la situación, el establecimiento de rutinas: quitarle la ropa, dar masajes en al abdomen en sentidos de las manecillas del reloj, colocar música que los calme a ellos como padres y al bebé, atenuar la luz del cuarto, hablar más bajo, sacarlo a pasear en el carro, al llegar del paseo, ofrecerle un baño, luego, que lo alimenten. Sin embargo, cabe aclarar que estas rutinas funcionan en algunos bebés, no en todos...
Por otro lado, es fundamental que el papá se involucre y ayude a consentir al bebé, de manera tal que la mamá pueda descansar. Asimismo, la mamá debe tener algún espacio libre, salir, ocuparse en algo diferente, para su propio bienestar y autocuidado (mandarse a arreglar el cabello, tomar un café con una amiga, etc); durante ese tiempo la idea es que “otra persona” se encargue del bebé. De esa manera, la mamá se “libera” momentáneamente del llanto del bebé.
Están completamente proscritas las agüitas aromáticas o medicinales, incluso, algunas de ellas son tóxicas para el hígado y otras pueden producir convulsiones. Además, todo lo que se ofrezca al niño, más allá de leche materna y/o fórmula infantil antes de los 6 meses de edad, se considera un “alimento complementario”. Y el comienzo precoz (previo a los 4-6 meses) de la alimentación complementaria, interfiere entre otras, con el desarrollo natural del intestino y podría, además, empeorar el cuadro clínico.
Tampoco es conveniente dar medicamentos para los gases a base de simeticona, porque se ha visto que no son efectivos.
7. ¿Qué otras estrategias podrían ponerse en práctica?
Algunos estudios clínicos han sugerido que la administración de probióticos como el lactobacillus reuterii, probiótico disponible en Colombia como tal o como parte de una fórmula infantil con otras modificaciones, podría ayudar a mejorar el balance de la flora intestinal. Lo anterior, dado que en el intestino, normalmente, hay bacterias y algunas de ellas son protectoras (lactobacilos y bifidobacterias) y otras, son patógenas (“perjudiciales”). Existe un equilibrio entre estos dos bandos pero en algunas circunstancias se disminuyen las protectoras. Las protectoras, lactobacilos y bifidobacterias, se disminuyen especialmente en casos de diarrea (infecciones), mala higiene (lavado de manos, lavado de utensilios de la alimentación del bebé, en niños que nacen por cesárea, niños que no reciben lactancia materna, niños desnutridos, entre otros). Y, esta disminución de las bacterias protectoras, podría ser parte de la explicación de los mecanismos involucrados en el origen del cólico.
Se ha visto, que la mejoria deberia acontecer entre las primeras 72 horas, y como máximo en dos semanas posterior a la suplementación con el lactobacillus.
Si lo anterior, no determina la mejoria del niño con lactancia materna y/o en el que se alimenta con fórmula infantil, existen únicamente dos conductas médicas “aprobadas", las cuales deben ser lideradas y supervisadas por un profesional idóneo:
a. Hacer una prueba terapeútica para descartar alergia alimentaria: Restringir de la alimentación del niño la proteína “entera” de leche de vaca, durante 3 semanas y evaluar si mejora la sintomatología del niño. Si el bebé está con seno materno, la mamá debe hacer una dieta restrictiva de estas proteínas, pero dicha restricción debe ser orientada por un Nutricionista para evitar sesgos en la prueba y por el riesgo nutricional que implica hacer este tipo de restricciones. Si por el contrario, el bebé se alimenta con una fórmula infantil, se cambia a una fórmula especial, hipoalergénica.
b. Hacer la prueba terapeútica para descartar enfermedad por reflujo gastroesofágico, implementando medicamentos que disminuyen la secreción de ácido en el estómago, durante 3 semanas, y observar si el bebé mejora.
Las pruebas descritas no deben hacerse concomitantemente, ya que no ayudarían a confirmar o descartar una u otra causa probable del cólico. Por otro lado, solo puede sugerirlas e implementarlas el médico tratante, teniendo en cuenta la historia clínica del bebé y sus antecedentes familiares. Estas no deber ser conductas AUTOMEDICADAS porque el médico debe evaluar si es necesario realizarlas o no, dependiendo de lo que encuentre en la historia clínica del bebé.
Huesos sanos desde la niñez
Comité Editorial GNP
1. Cuándo y cuánto demanda la conformación de los huesos y la adecuada mineralización ósea?
La formación ósea inicia desde el mismo momento de la gestación y, posterior al nacimiento se prolonga a lo largo de las DOS PRIMERAS DÉCADAS DE LA VIDA (20 primeros años!).