Comité Editorial GNP

microbiota-intestino-gastropediatraLa etapa neonatal es crucial para la programación metabólica e inmunológica de los individuos, particularmente, a través de la definición de la microbiota intestinal que madura hacia los 4 años de edad. El intestino neonatal se consideraba estéril antes del nacimiento. Sin embargo, varios estudios han demostrado la presencia de microbioma en la placenta, sangre de cordón y meconio. Posteriormente, al nacimiento, factores como la vía del parto, implementación de la lactancia materna o el uso de fórmula infantil, influyen en la colonización y composición de la microbiota intestinal del bebé.

La leche materna (LM) contiene componentes nutritivos y microbioma. El microbioma está compuesto por bacterias como Lactobacillus spp., Bifidobacterium spp y otros anaerobios obligados, que son capaces de sobrevivir a la digestión. Algunos estudios han demostrado que ciertas cepas presentes en la LM, como Bifidobacterium, Enterococcus, Lactobacillus, Lactococcus, Staphylococcus y Streptococcus spp. tienen funciones inmunomoduladoras, inducen síntesis y secreción de IgA secretora, modulan el equilibrio de las respuestas proinflamatorias y anti-inflamatorias, reducen la permeabilidad intestinal a través de la producción de exopolisacáridos, favorecen la producción de mucina y de compuestos antimicrobianos como bacteriocinas. Otras bacterias, como Veillonella spp. y Propionibacterium spp, desempeñan un papel trófico en el intestino del neonato.

En recién nacidos alimentados con LM exclusiva se ha demostrado el establecimiento de una microbiota relativamente estable entre la primera y segunda semana de vida, con predominio de Bifidobacterium y Bacteroides spp. Por el contrario, en los niños alimentados con fórmula infantil se ha encontrado una microbiota mucho más diversa y menos estable, con Bifidobacterium, Lactobacillus, y Staphylococcus spp, Bacteroides, Enterococcus, Streptococcus spp., Enterobacteriaceae y Clostridios.

La vía de entrada de las bacterias en la glándula mamaria y el pasaje a la leche materna, siguen siendo poco claras. Sin embargo, se proponen dos teorías, una, que podrían provenir de la contaminación desde la piel u otra, a través de una circulación entero-mamaria, donde las bacterias provenientes del intestino materno, por via linfática y sanguínea, llegarían al seno materno por medio de células dendríticas. Apoyando este último concepto, algunos estudios han puesto en evidencia que ante la suplementación materna por vía oral con cepas de Lactobacillus (L. salivarius CECT5713, L. fermentum CECT5716, L. gasseriCECT5714, y L. reuteri ATCC 55730) posteriormente, se han detectado en la leche materna.

 

Asimismo, en la leche materna se encuentran elementos bioactivos como los oligosacáridos (prebióticos), que resisten al pH gástrico bajo y a la digestión enzimática intestinal, e influyen en la microbiota intestinal neonatal. Estos oligosacáridos son sustratos para bacterias comensales, actúan como antimicrobianos; in vitro, se ha demostrado la reducción en la adhesión de E. coli enteropatógena ante altas concentraciones de oligosacáridos.
Si bien la leche materna nunca será homologable ni reemplazable, cuando la lactancia no es factible… las fórmulas infantiles se convierten en la única opción elegible. Actualmente, existen fórmulas infantiles con adición de probióticos y/o prebióticos. En niños que por alguna razón, absolutamente justificada, requieran el apoyo con fórmula infantil, deberían tenerse en cuenta aquellas que contienen probióticos de acción probada y en la dosis adecuada y/o prebióticos, por el impacto de los mismos sobre la microbiota del bebé.

Si quiere leer más sobre el tema:
- Jost T, Lacroix C, Braegger C, Chassard C. Impact of human milk bacteria and oligosaccharides on neonatal gut microbiota establishment and gut health. Nutr Rev. 2015; 73(7):426-437.
- Pacheco AR, Barile D, Underwood MA, Mills DA. The impact of the milk glycobiome on the neonate gut microbiota. Annu Rev Anim Biosci. 2015; 16 (3):419-445