Comité Editorial GNP

Las molestias digestivas son frecuentes en la consulta pediátrica, y dentro de ellas, el dolor abdominal (DA) se convierte en un síntoma repetido y clave. Los criterios Roma III pueden colaborar con la identificación de los pacientes con este tipo de entidades. En particular, el dolor abdominal funcional, debe incluir todos los siguientes criterios: dolor abdominal continuo o episódico, criterios insuficientes para otros trastornos funcionales gastrointestinales, ausencia de procesos neoplásicos, metabólicos o inflamatorios que expliquen los síntomas y, presentarse 1 vez por semana durante 2 meses antes previo al diagnóstico.

La etiología del dolor abdominal es amplia, por lo que puede confundir el diagnóstico, ocasionando la demora en la implementación del tratamiento apropiado. Las causas pueden ser orgánicas o funcionales y en pediatría, son más frecuentes las de tipo funcional, estimándose que son responsables del 90% de los casos con DA.   En un estudio realizado por Gastronutriped en el 2014, se observó que los principales motivos de consulta son el dolor abdominal y el estreñimiento; asimismo, el estreñimiento crónico funcional es la patología más frecuentemente asociada (desde el punto de vista estadístico) con el dolor abdominal como motivo de consulta. 

Liliana Consuelo Franco Vásquez RIII de Pediatría & Comité Editorial GNP

La Enfermedad por Reflujo Gastroesofágico (ERGE) es un trastorno gastrointestinal frecuente y se presenta con una amplia variedad de síntomas, que pueden hacer pasar desapercibida la enfermedad.

El Reflujo gastroesofágico “fisiológico” suele aparecer entre el primero y el cuarto mes de vida,  normalmente, mejora hacia los 12 meses de edad y en un menor porcentaje, desaparece hacia los 18 meses. Cuando el reflujo persiste más allá de esta edad, es necesario hacer estudios complementarios para descartar ERGE.

Dra. Clara E. Plata, Pediatra, Fellow I Gastroenterología Pediátrica & Comité Editorial GNP

El principal carbohidrato de la leche materna es la lactosa, producida directamente en la glándula mamaria. Por lo anterior, la práctica de suspender la lactosa en la alimentación de la madre que amamanta al bebé con intolerancia a la lactosa, NO TIENE FUNDAMENTO, PORQUE INDEPENDIENTE DEL CONSUMO O NO DE LACTOSA, el disacárido se seguirá PRODUCIENDO Y SECRETANDO en la leche materna.

En los pacientes con intolerancia a la lactosa se debe incentivar MANTENER LA LACTANCIA MATERNA, y si el paciente es complementado con fórmula láctea, estaría indicado el uso de una fórmula exenta de lactosa.

Es frecuente que se confunda este tipo de intolerancias con reacciones de hipersensibilidad mediada por el sistema inmune, como “las alergias alimentarias”, donde el pilar del tratamiento consiste en la completa eliminación del alérgeno implicado, comúnmente la proteína de leche de vaca.

Por el contrario, la intolerancia a la lactosa se define como la “reacción adversa al carbohidrato de la leche”, que NO ES ALÉRGICA NI INMUNOMEDIADA, secundaria a una deficiencia total o parcial de la lactasa, enzima encargada de la hidrólisis de la lactosa.

Ante la dificultad de “digerir” la lactosa, y por su permanencia en el lumen intestinal, se producen diferentes síntomas. Secundario al efecto osmótico del azúcar, el paciente presenta diarrea. Asimismo, la lactosa es fermentada por las bacterias del colon y a consecuencia se producen ácidos grasos de cadena corta y se libera gas, determinando distensión y un ph ácido en las heces.

Si desea leer más sobre el tema, puede mirar:

1. Turnbull JL, Adams HN, Gorard DA. Review article: the diagnosis and management of food allergy and food intolerances. Aliment. Pharmacol. Ther.2015;41(1):3-25. doi:10.1111/apt.12984
2. Bahna SL. Cow’s milk allergy versus cow milk intolerance. Ann Allergy Asthma Immunol Off Publ Am Coll Allergy Asthma Immunol. 2002;89(6 Suppl 1):56-60.
3. Newburg DS. Glycobiology of human milk. Biochem Biokhimii͡a. 2013;78(7):771-785. doi:10.1134/S0006297913070092.
4. De Koker CE , et al. The differences between lactose intolerance and cow’s milk protein allergy. J Fam Health Care. 2014 Jan-Feb;24(1):14-8, 20.

                  Juan David Lasprilla Residente III Pediatría & Comité Editorial GNP

La FQ es una enfermedad de origen genético, más frecuente en la raza blanca. Si un niño/a tiene la enfermedad significa que sus dos tengan la información para que exista un 25% de posibilidades de que la enfermedad se exprese en su hijo/a.

En los últimos años, gracias a la investigación realizada en este campo, se ha avanzado en la detección temprana y en un abordaje adecuado basado en el apoyo del estado nutricional del paciente, todos factores que definen mayor y mejor expectativa de vida.

Para su diagnóstico es fundamental una sintomatología sugestiva (la clínica) y la prueba de electrolitos en sudor (iontoforesis) positiva.
La presentación puede ser variable, impactando mayoritariamente sobre el estado nutricional, el tracto gastrointestinal y/o en el tracto respiratorio.

Comité Editorial GNP

En los Países Bajos, Breij y colaboradores hicieron un estudio de casos y controles. El grupo estudio fueron 268 adultos, de ambos géneros, entre 18 y los 24 años de edad, caucásicos, nacidos a término, parto único sin complicaciones, con baja talla y/o bajo peso al nacer. El grupo control compartió todas las características mencionadas excepto peso y talla al nacer, que fueron normales. En estos individuos se valoraron aspectos como Índice de Masa Corporal, circunferencia de la cintura, niveles de triglicéridos, transaminasas, gamma-glutamiltransferasa, fosfatasa alcalina. Se aplicó la escala FLI (“Fatty Liver Index”) para determinar el riesgo de presentar hígado graso no alcohólico en la edad adulta temprana.

A los 21 años, casi un tercio (27,8%) de los individuos que tuvieron un aumento rápido de peso en los primeros 3 meses de vida (según indicador P/T), presentó mayor riesgo para desarrollar hígado graso según la escala FLI, frente a un 5.3% de quienes tuvieron un ritmo de crecimiento lento.

Como profesionales, este estudio nos refrenda una vez más, la importancia de instaurar una alimentación acorde con la edad, los requerimientos y las condiciones al nacer, que facilite la ganancia adecuada de peso y longitud pero que al tiempo, prevenga la programación metabólica que predispone a patologías como la Diabetes Mellitus, Hipertensión Arterial, Dislipidemias y al desarrollo del Hígado graso no alcohólico.

Para leer más revise Breij LM et al. “Accelerated infant weight gain and risk for nonalcoholic fatty liver disease in early adulthood”. J Clin Endocrinol Metab 2014; 99(4):1189-1195.

Comité Editorial GNP

Basado en,
• Guarino, A; et al. European Society for Paediatric Gastroenterology, Hepatology, and Nutrition/European Society for Paediatric Infectious Diseases. Evidence-based Guidelines for the Management of Acute Gastroenteritis in Children in Europe: Update 2014. JPGN. DOI : 10.1097/MPG.0000000000000375
• Gutiérrez-Castrellón, P; et al. Guía de práctica clínica ibero-latinoamericana sobre el manejo de la gastroenteritis aguda en menores de 5 años. An Pediatr (Barc) 2014; 80(1):1-4.

¿Cuándo implementar antibiótico como parte del manejo?
No se recomienda el tratamiento antibiótico de rutina.
Únicamente se usa para patógenos específicos o en cuadros clínicos definidos. (Recomendación fuerte, evidencia de baja calidad)

¿Cuándo administrar probióticos como parte del manejo?

Múltiples estudios han evaluado los probióticos como complemento de las SRO en el manejo de la diarrea, observándose reducción en la duración de la diarrea y en la intensidad de los síntomas. No obstante, no todas las cepas (probióticos) tienen este efecto. (Recomendación fuerte, evidencia de calidad moderada).
Nota: Este punto se ampliará en próximas entregas de GNP.

¿Se deben implementar simbióticos o prebióticos?
No existe evidencia suficiente para el uso de simbióticos o prebióticos, por lo que no se recomiendan. (Recomendación fuerte, evidencia de baja calidad).

La suplementación con zinc, ¿debe hacer parte del manejo?

La suplementación con zinc se puede asociar al manejo de la diarrea, porque diferentes estudios han evaluado su impacto positivo, especialmente en niños mayores de 6 meses, en países en vías de desarrollo. Sin embargo, en países donde la deficiencia de zinc es poco común, no se beneficiarán con su uso. (Recomendación fuerte, evidencia de calidad moderada).

En el abordaje, ¿Se deben asociar antieméticos y/o antidiarreicos?

No se deben administrar antieméticos de rutina, aunque el uso de ondansetrón ha demostrado reducción de los vómitos y la necesidad de rehidratación por vía intravenosa. Se recomienda su prescripción cuando predomina el vómito; sin embargo, se necesitan estudios de seguridad en niños. No hay evidencia que apoye el uso de otros antieméticos. (Recomendación fuerte, evidencia de baja calidad).

En cuanto a los antidiarreicos, como la loperamida, no se recomiendan porque los efectos adversos superan los beneficios, especialmente en los menores de 3 años. (Recomendación fuerte, evidencia de baja calidad).

¿Cuándo se debe implementar manejo antiparasitario?

No se aconseja dar tratamiento antiparasitario a niños sanos, se puede considerar si los síntomas son severos. (Recomendación fuerte, evidencia de baja calidad)
En casos graves de giardiasis, se puede tratar con metronidazol, nitazoxanida, albendazol o tinidazol. (Recomendación débil, evidencia de baja calidad).
En Criptosporidiasis con inmunocompromiso debe darse Nitazoxanida, en niños con colitis amebiana debe implementarse metronidazol. (Recomendación fuerte, evidencia de baja calidad)

¿Se debe prescribir manejo antiviral?

No se recomienda tratamiento antiviral específico (Recomendación fuerte, evidencia de muy baja calidad).